11 de diciembre de 2010

Dios bendiga a la gente solitaria (Poema)


Dios Bendiga a la Gente Solitaria

Edgar tenía dieciocho años cuando conoció a Suzanne:
él dormía en México, ella en Toronto.
Se conocieron en sueños.

Suzanne caminaba por un puente de madera,
sobre un río que reflejaba destellos de sol,
y las mariposas danzaban alrededor de su vestido blanco
y se posaban en su sombrero cubierto de flores.

Edgar la esperaba al otro lado del puente,
con un traje antiguo, del siglo diecinueve,
y cuando Suzanne sonrió, él le pregunto su nombre,
y juntos se sentaron a contemplar las montañas,
que fueron creadas para ellos.

Se tomaron de las manos,
y sus labios se rozaron dulcemente,
pero, antes de besarse, cada quien despertó en su país,
sabiendo que no había sido un sueño, que ambos existían,
(aunque no se les permitió conocer en qué lugar)
y deseando que algún día estuvieran juntos hasta el final.

Dios bendiga a la gente solitaria,
Dios le dé paz:
al soldado que lejos de casa ve brillar las estrellas,
al anciano que en un asilo llora con rencor,
al hombre que trabaja sin cesar engañando a su corazón roto.

Los años pasaron, y Edgar aún pensaba en Suzanne,
sobre todo cuando su padre, borracho, mató a su madre
y a sus dos hermanos
y cuando tuvo que identificar los cadáveres.

Y Suzanne recordaba a Edgar cuando los primeros síntomas
de una extraña enfermedad aparecieron,
y no pudo estudiar más, porque su sangre se iba consumiendo,
mientras su padrastro lamentaba los gastos médicos.

Dios bendiga a la gente solitaria,
Dios le dé paz:
al hombre inocente que en la cárcel espera su ejecución,
al niño príncipe que desearía menos gloria y más amor,
a la mujer desengañada que se resuelve a vivir libre.

Edgar entró a la universidad a pesar de todo,
consiguió un trabajo en un despacho,
una familia, y un bonito departamento,
pero muy pronto se dio cuenta de que su mujer
tenía un amante, pero Edgar nunca le reprocho nada.

Y a veces pensaba en Suzanne,
en especial cuando se preguntaba por qué seguir así,
al lado de una mujer cuya alma nunca viste de blanco.

Dios bendiga a la gente solitaria,
Dios le dé paz:
a la multitud vacía que aguarda en el andén del metro,
al hombre que busca su salvación en una iglesia corrupta,
a los que nunca encontraron su verdadero amor.

Suzanne murió sola en una cama de hospital,
a los veinte años de edad, pensando
en que un chico llamado Edgar la encontraría de nuevo
a la orilla de un río con destellos de diamante.

En su luna de miel, Edgar había visitado Toronto,
y el autobús turístico pasó junto al cementerio
donde Suzanne había sido enterrada años atrás.

Porque en todas partes hay gente solitaria
que anhela otra vida, otro lugar, otras personas
y cuando sonríen, debajo mueren de melancolía:
tú los conoces,  tienen un poco de ti y de mí.

Trascurrieron cinco, diez, quince años,
Edgar termino alcohólico,
una noche se fue a un hotel de mala muerte
con una hoja de afeitar en el bolsillo,
y en el baño del cuarto, sólo, pensó en Suzanne
y en lo estupido que había sido al creer que existía
en algún lugar, esperando por él.
Su cuerpo fue encontrado al día siguiente,
pero nadie lloró en su funeral.

Si Edgar y Suzanne se encontraron después, no lo sé,
pero es posible que en la muerte ya no existan sueños
y que ellos habiten hoy en lugares diferentes
completamente solos y en silencio.

Dios bendiga a la gente solitaria,
Dios les dé paz
y cure sus lágrimas.


Nota: el autor del poema es Mario Cruz (2004), tomado del libro “Obra del Maligno”, lo público simplemente porque es uno de los tres poemas que me gustan de esté autor, les recomiendo el libro, quizá encuentren algunas cosas de su agrado. Ya más adelante subiré algunos poemas de elaboración propia y también de otros autores.

2 comentarios:

NyuU and NeKo dijo...

Te invitamos a k visites nuestro Blog...saludos http://theguardofthenightnyu.blogspot.com/

Iván Roldán dijo...

Curioso encontrar esto. Hace mucho, no sé, más de 10 años que no lo recordaba, lo leí en mi adolescencia.
De Mario Cruz a mi gusto, lo más "decente". Las Obras del Maligno, primero que le leí donde si omitimos el deleznable "Evangelio de los vampiros" y "El amor es una manzana podrida" es agradable (recuerdo me agradó). Aún más "El emperador de la noche infinita", pero solamente por "Cronicas de una noche infinita" (creo se llama).
Saludos. Que todo vaya bien con el Blog.